sábado, 26 de noviembre de 2016

Informe Las Brujas de Salem 2 , en la Noche

Las creencias de estos colonos los determinaban. Creían en el diablo como un ser equiparable a Dios y al que sólo Dios podía someter. Y creían también (de acuerdo con una tradición que data del medioevo y que se mezcla con ideas paganas) que el diablo no podía agredir a ninguna persona físicamente, sino que forzosamente tenía que hacer contacto con una mujer (la mujer era de naturaleza maligna: Eva le había dado la manzana a Adán) que tendría que firmar en su libro su nombre con sangre y en ese momento era nombrada «bruja».
Por ejemplo, en 1647 las colonias de Rhode Island, Massachusetts y Connecticut dictaron una ley que decía «La brujería está prohibida en esta colonia, la pena por su práctica será inexorablemente la muerte». En 1648 se llegó incluso a crear el cargo dewitchfinder «buscador de brujas» para vigilar actos que se consideraban heréticos o heterodoxos.
El mundo de los colonos era un «mundo de espíritus» en donde lo invisible, lo mágico y lo diabólico los rodeaba. Un mundo preilustrado que no entendía de conocimientos científicos y en el que muchos acontecimientos carecían de explicación: los niños se enfermaban de pronto y morían, los animales sufrían de misteriosos males; sin luz eléctrica, en la noche se veían visiones fantasmales y se escuchaban ruidos inesperados.
A esto hay que agregarle el factor del teléfono descompuesto. Entender la dinámica de la crisis de la brujería en Salem es entender cómo se pasaba la información en esa época, de persona a persona, de pueblo en pueblo, de granja en granja. La curiosidad y los chismes deben haber magnificado los hechos, la gente debió exagerar todo lo ocurrido, los ataques, los juicios, formando de un copo una bola de nieve.
Por otro lado, habría que apuntar que, a finales del siglo XVII, la situación económica y social de la Nueva Inglaterra no era la mejor, la población había crecido, la tierra era escasa y los sueños de la Nueva Jerusalem estaban lejos de cumplirse. La gente aún no se recuperaba de las secuelas que habían dejado las guerras de indios (Indian Wars) en las que los colonos lucharon contra los franceses y contra los indios Wabanakis por tierras.
La primera guerra fue de 1675 a 1678 (la guerra del Rey Guillermo) y la segunda en 1688, ambas afectaron sobre todo a los novoingleses de Maine y New Hampshire quitándoles sus tierras, matándolos o forzándolos a dejar sus hogares. Los conflictos resurgieron años después y no terminaron sino hasta principios de 1700. La proximidad de Salem a Maine y a New Hampshire inevitablemente afectó a los pobladores que tuvieron que ceder territorio o prestar tierras a los refugiados. De hecho, entre los acusados encontramos personas que habían vivido en Maine y más aún, que habían luchado en esa guerra.
Las guerras no sólo dejaron secuelas económicas y sociales, sino que calaron en la ideología puritana de los colonos, recrudeciendo aún más su creencia en la malignidad de la tierra en la que vivían. El hecho de que los aliados de los indios (los franceses) fueran católicos sugería la falibilidad del protestantismo y la ira de Dios contra ellos. Perdían la guerra y con ella sus tierras, sus hombres, sus mujeres, su ganado, sus casas y sus embarcaciones. Al final de cada conflicto adjudicaban su fracaso no a su ineptitud sino a Dios. Ciertamente, todo esto alimentó la idea de que el demonio estaba actuando en contra de ellos, actuando con impunidad en el mundo. Si Dios había «alargado la cadena» que usualmente limitaba la malevolencia de Satanás, ¿qué se podía esperar?
Todos estos elementos pueden explicar en parte por qué la crisis de dos niñas se convirtió en una cacería social de grandes consecuencias.
En cuanto a los ataques y crisis originales, varios historiadores afirman que fueron fingidos desde el principio, otros que las niñas eran histéricas (lo cual es muy probable) o simplemente que se trataba de adolescentes consentidas.
Mucho también se ha hablado de que los pobladores sufrían de envenenamiento por ergot, una sustancia que surge del cornezuelo de centeno y que provoca alucinaciones. En épocas más recientes, se ha hablado de una epidemia de encefalitis tanto en las bestias como en los colonos. Asimismo, se han aducido muchas otras causas para las crisis, como enfermedades del sistema nervioso central, intoxicación y drogas. Sin embargo, ninguna de estas hipótesis es certera y ninguna explica el contenido de las visiones de las niñas, que probablemente sólo eran producto de su imaginación infantil, exacerbada por los cuentos de la nana caribeña.
Lo que es un hecho es que si los primeros ataques podrían haber sido causados por diferentes razones, los ataques subsecuentes y los de las demás niñas y mujeres seguramente fueron imitaciones, puestas en escena que ellas mismas montaban para asegurarse de que no serían acusadas.
La cacería de brujas es un ejemplo de las consecuencias de una ideología puritana que ha evolucionado a lo que es hoy la sociedad estadounidense. Siglos después (a mediados del siglo XX) se repetiría una persecución similar hacia los comunistas, en manos del senador republicano Joseph McCarthy, situación en la que mucha gente (escritores, actores y artistas) fue condenada y perdió su empleo.
La cacería de brujas en Salem muestra la forma en que las creencias influyen en el destino de las personas. A los jueces y a los colonos les convenía creer que las mujeres eran brujas y que todo era obra del demonio, pues esto los exoneraba de la responsabilidad de todos los males que sufría la Nueva Inglaterra. Porque querían creer, creyeron.
Atilio Amado